jueves, 12 de agosto de 2010
LA PERSISTENCIA DE MI SOMBRA
Habita en las catacumbas del germen postizo
la piel ajena a mi osamenta,
tibia espesura
derramada cuando alza el vuelo,
amargo atavío de hollín
disuelto en los labios.
Se que os resulta sencillo
beber del llanto que muestra la muerte
en la distancia,
proyectar el esputo en la campana
que chilla mas allá de mis tildes.
Uníos en la comparsa huída.
He visto cien mil soldados,
cien mil manchas de semen
del Dios que calla en sus bocas,
arrabales humedos de hojarasca
que revientan su mirada en espejos;
mierda que abona la mierda.
Soy la persistencia de mi sombra
surcando las arterias del mármol;
bóveda,
donde las heces del ojo tiñen
la luz que hurga en la bestia,
su baile envenenado.
Solo los cráneos desnudos
sonreirán eternamente
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1 comentario:
Espriu se alzaría para abrazar ese final, Jaume.
Un besazo inmenso
Marian
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