sábado, 17 de octubre de 2009
SHOUKRAN, MOROCCO
Me hierve tu arena sobre el éxodo de mis dedos,
el rumor húmedo del océano
mientras dibuja dentelladas en la biografía parda del peñasco;
sobre el llanto erosionado de sirenas
a través de la bruma inexpugnable de la aurora.
Me hierve en el pecho la hospitalidad de la luna del este,
los párpados que trituran a sus pies su grandeza me hierven.
Ella, que por alguna extraña razón y sin previo aviso,
cae sin concesiones arropada por el hechizo noctámbulo de las tinieblas por la cara opuesta del alba.
Me hierve la circunferencia ovalada del recuerdo -sostén de mis cabellos-,
al masturbarse entre hombro y hombro
a lomos de nubes y ninfas de kifi.
Y se precipitan por la presión de sus propias manos
las sombras de la noche, el fulgor exento de los astros,
el grito inequívoco de percusiones que perforan el virgo del silencio,
las verdes membranas del espacio;
hasta caer junto al desecho metálico y herrumbroso
del engranaje que sostiene el olvido de mis pasos,
la incoherencia de mis secretos mejor velados…
Y no estimes Morocco ni por un instante,
que porque haya vuelto a estos pastizales de occidente;
esos que lamen con su lengua de cieno mis rodillas quebradas,
desafiaras la ingravidez junto al olvido a través del tiempo; no lo creas.
Volveré. Inshalá que pronto…
-Shoukrán Morocco-
- Wa la chukra ala wajeb, hombre de melenas infinitas -
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Genial, Jaume. Me gusta mucho cómo escribes. Seguiré leyéndote.
Ahhhh, el foro Alaire trae sorpresas.
Me inscribí hace tiempo, pero no pude participar. Ahora sí puedo participar de vez en cuando.
Te dejo un abrazo y una rosa
Ana
Publicar un comentario