Oh niña
con la lengua
lamiendo el piso
tras la carne del señor.
Sí,
también su dentadura
por los golpes sumergida
en la sangre que los clavos
robaron de tus manos.
¿Porqué afanaste
su encantadora sonrisa
al abismo de la introversión
y el desconsuelo?
¿Porqué sus labios
besaron perennes
Tenía fe en ti.
No como yo,
que aún mastico
amalgamada con vino barato,
y la escupo
como espuma agnóstica
sobre la frente
hendida en el espino...
1 comentario:
Este poema me encanta.
Me parece pefecto, tiene una estética peculiarmente prescisa.
me parece genial y escupido sobre el papel sin ningún artificio.
Una forta abraçada.
Joan
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