( Y DESPUÉS DE TODO)
Y después de todo,
aquella “puta” orinó el miedo,
sobre el bamboleo gris de sus bragas.
El infante bosquejó en el vientre al futuro,
el imperecedero rencor
que proporciona el aguacero de golpes
del borracho progenitor.
La única mujer que amé,
persistió perseverante con la tarea de infectar,
la cicatriz herrumbrosa del alma
con vómitos bipolares
y el recuerdo del hijo perdido
después de todo.
Y todos nos iremos a dormir
como cada día.
Entonces,
humectaremos nuestros cuerpos con el vaho
del sueño inalcanzable
y su hojarasca.
Unos con unas cuantas copas de más.
Otros mirando horrorizados de reojo,
el rostro voluble del mañana.
Sin más…